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Paquito el calientico o Al VIH/sida buena cara

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Una fiebre pertinaz de origen desconocido me apartó de esta bitácora los últimos quince días para otra instructiva gira hospitalaria, pero ya estoy de regreso en casa, y quiero agradecer a mis amistades, familiares y a todas las personas que estuvieron al tanto de mi salud, e incluso hasta a quienes aquí —me encanta el humor negro— casi me dieron por muerto.

Bajo el mosquitero porque dengue parecía, pero no fue...

Bajo el mosquitero porque dengue parecía, pero no fue…

Les ahorraré los detalles médicos, porque no son relevantes, pero les puedo asegurar que me registraron casi hasta la última célula del cuerpo, y aunque todavía tengo pendientes algunos resultados, todas las pruebas y análisis fueron negativos (lo cual en lenguaje clínico, como ya saben, es positivo).

Me saltaré también la experiencia inicial en el antiguo Hospital de Emergencias, del municipio de Centro Habana —a donde primero me enviaron desde mi policlínico por la lógica sospecha de que fuera dengue— no vaya a ser que me vuelva a subir la fiebre al recordar las condiciones calamitosas de sus instalaciones y su influjo malsano sobre el estado de ánimo y comportamiento de pacientes y trabajadores.

Mis respetos, no obstante, para quienes a pesar del deterioro constructivo y pésimas condiciones higiénicas de ese centro ¿de salud? tratan de hacer su mejor esfuerzo profesional, en medio de lo que supongo sea lo más parecido a un campamento hospitalario en una zona de guerra de Afganistán.

En el IPK me visitaron colegas y hasta un amigo de Facebook que no conocía en persona y estaba de visita en Cuba.

En el IPK me visitaron colegas y hasta un amigo de Facebook que no conocía en persona y estaba de visita en Cuba.

Pero como este 1 de diciembre celebramos en Cuba y el mundo otra jornada de lucha contra el VIH/sida, prefiero concentrarme en enviar un saludo a quienes enfrentan la epidemia en el único sitio donde me siento seguro —y hasta mejor— solo de entrar, tenga lo que tenga: el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).

En particular un abrazo fuerte para mis compañeros y compañeras, pacientes de la sala F del hospital durante este ingreso, con un deseo de pronta recuperación, y también para sus acompañantes y parientes, así como para enfermeras y enfermeros, doctores y doctoras, y a todo el personal de limpieza, de la cocina, y trabajadores en general.

Al doctor Jorge Pérez, director del IPK, el agradecimiento eterno por demostrar que es posible la disciplina y el rigor en una institución civil de salud pública cuando los jefes salen más de sus oficinas, y por mantener —a pesar de tantas responsabilidades administrativas y sociales— aquella filosofía que hace ya algunos años me confesó en una entrevista suya que publiqué en Trabajadores: “A mí me gusta ‘jugar’ a los doctores”.

Tampoco fue improductivo el ingreso, porque entre calentura y calentura, concluí una novela de Chavarría, me leí una selección de textos de Samuel Beckett que me regalaron los estudiantes de Periodismo en un reciente debate sobre los blogs y las redes sociales en la Facultad de Comunicación, y casi terminé Los juegos de la Escritura o la (re)escritura de la Historia, el ensayo artístico-literario —esclarecedora “metatranca” que recorre los conflictos, olvidos y devenires de la cultura y el poder después de 1959— que le mereció el Premio Casa de las Américas al escritor, bloguero y activista Alberto Abreu Arcia, protagonista de la aventura contra la homofobia cuya conclusión publiqué justo minutos antes de que me enviaran al hospital (¡Gracias, Alberto, por regalarme el único ejemplar que te quedaba!).

Además, escuché mucha radio, dormí las mañanas y las siestas, y conocí historias de vida muy interesantes de otras personas con VIH, en particular la de mi vecino de habitación, un joven ex-presidiario heterosexual muy respetuoso, solidario y buen amigo.

En fin, las lluvias ininterrumpidas de este fin de semana junto con mi prudente convalecencia parece que no me permitirán ir como en años anteriores a las galas artísticas y otras múltiples iniciativas que activistas y promotores de salud, organismos estatales y organizaciones no gubernamentales cubanas y extranjeras, organizan en La Habana y en todas las provincias del país en saludo al día mundial de respuesta al VIH/sida.

No obstante,  llegue mi más alta consideración y aprecio a todas aquellas buenas personas que en todo el planeta y en Cuba tratan de ponerle a ese mal de estos tiempos, la mejor de las caras posibles.



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