No pensaba escribir más sobre el Sábado del Libro, pero me incita a hacerlo el debate que suscitó entre mis amistades de Facebook la foto que me hizo el amigo y colega Gerardo Arreola, corresponsal del periódico mexicano La Jornada, cuando ese día tuve la oportunidad de preguntarle al doctor Jorge Pérez —como parte del numeroso público asistente— sobre la relación entre el VIH/sida y la homofobia.
Quiero además enlazar aquí la breve información que publicamos este lunes en Trabajadores sobre esta primera presentación del título Sida: nuevas confesiones a un médico, donde mencioné el término discriminación y homofobia, por la importancia que tienen a mi juicio ambas variables para comprender parte de ese avance, lento pero sostenido, de la epidemia en Cuba.
Todo es un poco extraño, porque yo fui al lanzamiento de libro como un simple espectador, ni siquiera llevaba grabadora o libreta de notas. Había más de mil personas, los asientos no alcanzaron ni los libros tampoco (esa era la cantidad de volúmenes disponibles para la ocasión). Por suerte, los repartieron antes de que comenzara la tertulia, y así la mayoría pudo atender a las palabras del profesor Calviño, la editora y el propio Jorge.
El doctor quiso escuchar comentarios y preguntas de los presentes. Por supuesto, enseguida saltó una reiterada inquietud por la cantidad de textos impresos y por repartir, pues quienes no alcanzaron querían tenerlo. Hasta el libro que estaba en exhibición en la mesa de los panelistas, el autor lo entregó a una señora muy humilde que intervino conmovida para agradecerle y suplicarle casi por un ejemplar, porque su hermana vive con VIH y ella “quiere saber para poder ayudarla”.
En ese instante se me ocurrió que tal vez fuera importante, frente a un auditorio tan amplio como ese que colmaba la Plaza de Armas, aportar alguna interrogante que pudiera ayudar al doctor Jorge Pérez a “entrar en materia” y aportarle a los concurrentes, de su propia voz, una parte de su visión polémica, realista y humana sobre el sida, que él siempre sabe vincular muy bien con el derecho a la libre orientación sexual.
Fue por ese motivo que, sin pensarlo dos veces, pedí la palabra. Afirmé —en primera persona del plural— que el 80% de quienes padecemos la infección por VIH/sida somos hombre que tenemos sexo con otros hombres, y le pedí que nos explicara su punto de vista sobre la relación existente entre la pandemia y la discriminación y la homofobia.
Y aquí entran en la historia mis amistades de Facebook. Porque esa misma tarde Arreola me envío por correo la instantánea que tomó cuando yo intervenía, y cuando la colgué en mi muro personal, varias personas de distintas orientaciones sexuales me confesaron no entender qué nexo podría existir entre ambos problemas.
Mi primer comentario en esa red social fue:
Francisco Rodríguez Cruz Pues tiene que ver y mucho, el doctor Jorge lo explica magistralmente, y en sus dos libros se hace muy evidente la relación. Pero no me hagan contarlo a mí, lean ambos títulos. Y en cuanto a la respuesta, espero que alguno de los colegas ahí presentes hablen del tema, no me obliguen a seguir auto-referenciándome jajaja que me ruborizo.
Sin embargo, continuaron las dudas. Hubo quienes dieron sus criterios y recordaron el estigma que tuvo en sus inicios el VIH/sida como enfermedad de los gays, pero me percaté de que en realidad el asunto podría no estar tan claro para la mayoría de las personas heterosexuales, e incluso para una parte de los homosexuales.
Entonces argumenté:
Francisco Rodríguez Cruz La homofobia y discriminación provocan no aceptación de homosexualidad o bisexualidad consciente o inconscientemente, ello conlleva a doble vida, relaciones sexuales no seguras, comportamientos riesgosos en lugares inadecuados y sin las condiciones de protección, a veces bajo efectos de alcohol, drogas u otros que producen alienación, para huir del complejo de culpa que les hace sentir la sociedad a las personas homosexuales. También el rechazo familiar puede agravar estos sentimientos de culpabilidad que se traducen en vulnerabilidad ante la transmisión del sida. Esto se ha discutido mucho en mi blog. Claro, Jorge Pérez lo explica mejor que yo.
Y efectivamente, el doctor brilló en su respuesta a mi pregunta; pues con sencillez y sabiduría puso ejemplos concretos; enumeró varios de los capítulos del libro donde él aborda las consecuencias de la homofobia y el daño que produce la discriminación por orientación sexual, tanta para quienes la sufren como para sus familiares; habló del doble rasero con que los padres tratan a sus hijos e hijas heterosexuales en comparación con los homosexuales, y como a estos últimos no les suelen facilitar su vida sentimental y sexual; y hasta hizo una inédita y desgarradora anécdota sobre un padre homofóbico que perdió al hijo por el sida, y solamente supo de su enfermedad cuando ya era demasiado tarde y no pudo hacer otra cosa que llorar su muerte, sin ni siquiera tener el consuelo de haberle dicho cuánto lo quería.
Claro, que ni lo que dijo el doctor Jorge Pérez al respecto, ni lo que yo le pregunté, mereció ninguna referencia en el Noticiero de la Televisión Cubana, o de cualquier otro medio de prensa, salvo la breve mención que hicimos en Trabajadores. Pero no importa, esas más de mil personas que estuvieron en el Sábado del Libro, aunque algunas no alcanzaran a llevarse a casa su ejemplar, ahora saben que el sida mata, y la homofobia muchas veces puede ser su cómplice.